El arte como representación del mundo
Miguel Zúñiga
13 – noviembre – 2022
Hans Memling (1430-1494) fue un artista flamenco del periodo gótico que se distinguió por su obra religiosa y de retratos. La obra Escenas de la pasión de Cristo (1470) es una composición pictórica que representa distintos momentos de la vida de Jesús, desde su llegada a Jerusalén hasta su resurrección. Cada una de estas escenas se superponen y configuran un mismo escenario; una ciudad donde suceden distintos tiempos de un mismo relato.
Por otro lado, Saint A in B (1929) es una obra del artista alemán −nacido en Suiza− Paul Klee (1879-1940), cuyo estilo artístico es difícil de catalogar. Sin embargo, dedicó gran parte de su obra −principalmente durante su etapa como maestro de la Bauhaus− a experimentar con la perspectiva, la arquitectura y el paisaje a través de dibujos con trazos rectilíneos simples, alejándose de una representación realista del mundo. Klee encontraba en el arte y en la abstracción una manera distinta de aproximarse a la realidad.
Es posible encontrar una similitud en ambas obras puesto que su composición se percibe como una representación espacial. La perspectiva y la imbricación de sus formas permite visualizar distintos planos que dan orden y profundidad. Sin embargo, el color, el realismo y el detalle de la obra de Memling contrasta con la transparencia, la abstracción y la simpleza del dibujo de Klee.
Por un lado, encontramos una obra que manifiesta de manera explícita una narrativa; su objetivo principal es contar un relato religioso a través de escenas personificadas. Por otro lado, una obra cuyo mensaje está implícito; su reflexión radica en su abstracción, es decir, en su posibilidad de interpretación y en la composición formal a través de puntos y líneas.
“Lo que percibimos es una proposición, una posibilidad, un medio auxiliar. La verdad auténtica está en el fondo, por lo pronto invisible. Lo que nos atrae de los colores no es la iluminación, sino la luz. […] Lo formal debe confundirse con la concepción del mundo.” 1
Es esta concepción del mundo lo que contrasta en dichas obras. Memling es un artista de finales de la Edad Media, un periodo de tiempo donde el centro de la vida es Dios.2 Por lo tanto, se representa al hombre como testigo fehaciente de la vida de Jesús. Por otra parte, la obra de Klee coincide con el pensamiento moderno; la racionalidad como principio creador. Su belleza y sentido se fundamenta principalmente a través de la razón.
“Ahora ya ni siquiera veía el arte abstracto. Sólo quedaba la abstracción de lo perecedero. El objeto era el mundo, aunque no fuese este mundo visible.” 3
Así, podemos distinguir en el arte la transformación del pensamiento. El arte es la representación estilística e intelectual de sus autores, pero también de su historia y de su tiempo; es un reflejo de su propia condición humana y del mundo que les tocó vivir.
- KLEE, Paul: Diarios: diario IV. Madrid: Alianza. 1999. Pág. 287.
- XIRAU, Ramón: Introducción a la historia de la filosofía. Ciudad de México: UNAM. 2011. Pág. 143.
- KLEE, Paul: Diarios: diario IV. Pág. 287.
Este texto fue desarrollado dentro del curso Arquitectura comparada (2022) en la ETSAB. La elección de las imágenes y la dirección del curso fue de Magda Mària y Silvia Musquera.